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Reading: La fugaz niebla de la vida.
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Hebreo

La fugaz niebla de la vida.

El día más importante de tu vida fue cuando encontraste propósito en la vida.

Esperanza Viveros
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La Niebla Fugaz de la Vida: Reinterpretando הבל en Qohélet

El libro de Qohélet, conocido como Eclesiastés en la tradición cristiana, comienza con una declaración impactante y sombría: “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad” (Eclesiastés 1:2, RVR1960). Esta traducción tradicional al español depende de la palabra hebrea הבל (hevel), que aparece cinco veces en este solo versículo, subrayando su centralidad en el mensaje del texto. En el español moderno, “vanidad” suele implicar inutilidad o futilidad, lo que ha llevado a algunos traductores a verter הבל como “futilidad” (p. ej., CSB, NASB, NJPS) o, en la Common English Bible, como “perfectamente inútil” para la frase הבלים הבל (havel havalim). Sin embargo, estas traducciones pierden el significado central del término hebreo. Más que significar falta de sentido, הבל denota “vapor,” “niebla” o “soplo,” evocando lo fugaz y efímero de la vida. Para Qohélet, la vida no carece de propósito, sino que es transitoria, como una niebla que pronto se disipa. Esta perspectiva transforma el mensaje del libro, resaltando el valor de adorar a Dios para dar sentido a la breve existencia humana.

La traducción convencional de הבל como “vanidad” o “futilidad” sugiere que Qohélet ve la vida como inherentemente sin sentido o absurda. Por ejemplo, la Contemporary English Version traduce Eclesiastés 1:2 como: “¡Nada tiene sentido! Todo es absurdo.” Sin embargo, esta interpretación choca con el contexto más amplio del texto. Qohélet observa el mundo natural con claridad y regularidad: “Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo” (Eclesiastés 1:5-6, RVR1960). Lejos de ser absurdo, el mundo funciona en ciclos ordenados. El problema para Qohélet no es la falta de sentido, sino la falta de permanencia. El viaje diario del sol es rápido, y los giros del viento son pasajeros. La humanidad, igualmente, queda atrapada en esta realidad transitoria: “Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece” (Eclesiastés 1:4, RVR1960). Este contraste entre la tierra duradera y las generaciones humanas efímeras subraya הבל como una metáfora de la brevedad de la vida, un vapor que pronto desaparece.

El uso de הבל en otras partes de la Biblia hebrea refuerza este entendimiento de la vida como fugaz. En el libro de Job, en medio de su sufrimiento, Job se lamenta: “¡Mi vida aborrezco! No he de vivir para siempre; déjame, pues mis días son vanidad (hevel)” (Job 7:16, RVR1960). Los Salmos hacen eco de este sentir, dirigiéndose a Dios: “He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad (kol-hevel, כל-הבל) todo hombre que vive” (Salmo 39:5, RVR1960). De manera semejante, el Salmo 144:4 declara: “El hombre es semejante a la vanidad (hevel); sus días son como la sombra que pasa (ketsel ‘over, כצל עובר)” (RVR1960). Estos pasajes, enraizados en la literatura sapiencial de Israel, usan consistentemente הבל para describir lo breve de la vida, comparándola con un aliento o una niebla que pronto se desvanece. Esta imagen capta la condición humana como transitoria, no como trivial.

La importancia de הבל como “vapor” también enriquece nuestra lectura de una narrativa bíblica fundamental: la historia de Caín y Abel en Génesis. En hebreo, el nombre de Abel es Hevel (הבל), idéntico a la palabra en Qohélet. Nombrar a Abel “Vapor” o “Niebla” anticipa su corta existencia, pues es asesinado por su hermano Caín poco después de su presentación: “Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató” (Génesis 4:8, RVR1960). La vida de Abel, como una niebla, desaparece en un instante, en consonancia con el significado de su nombre. Esta conexión se refuerza con el tratamiento que recibe el nombre de sus hermanos en la narrativa. Eva explica el nombre de Caín diciendo: “Por voluntad de Jehová he adquirido (qaniti, קניתי) varón” (Génesis 4:1, RVR1960), vinculándolo con el verbo hebreo “adquirir” (qanah, קנה). Sin embargo, no ofrece explicación alguna para el nombre de Abel (Génesis 4:2). Para los lectores hebreos, no hacía falta: la salida veloz de Abel de la historia—en apenas seis versículos—encarna el significado de הבל como una presencia fugaz.

El énfasis de Qohélet en lo breve de la vida resuena con la experiencia humana. Conforme la gente envejece, el tiempo parece acelerarse, con días y años que pasan más rápido. Y sin embargo, Qohélet no equipara esta transitoriedad con falta de sentido. Al contrario, el Predicador subraya que adorar a Dios y alinearse con su voluntad infunden propósito a la vida. Cerca del final del libro, Qohélet insta a sus lectores a vivir con conciencia a la luz de la brevedad de la vida: “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad (hevel)” (Eclesiastés 11:9-10, RVR1960). Lo pasajero de la juventud—simbolizado por el “cabello negro” antes de tornarse canoso—impulsa a orientar la vida hacia Dios mientras hay tiempo.

Este tema culmina en la exhortación final de Qohélet: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud…. El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:1, 13, RVR1960). La vida puede ser un “vanidad de vanidades” (hevel havalim, הבל הבלים), pero no carece de valor. Al temer a Dios y guardar sus mandamientos, los humanos pueden hallar propósito en su breve existencia. El mensaje de Qohélet no es de desesperanza, sino de urgencia, animando a vivir rectamente y glorificar a Dios, la fuente de la vida, dentro del tiempo limitado que se nos da.

Entender הבל como “vapor” en lugar de “vanidad” o “futilidad” transforma nuestra interpretación de Qohélet. El libro no niega el sentido de la vida, sino que lamenta su brevedad, exhortando a aprovechar la oportunidad de vivir con propósito. Esta perspectiva se alinea con la tradición sapiencial más amplia, que reconoce la fugacidad de la vida mientras afirma el valor perdurable de la devoción a Dios. Para los lectores modernos, esta visión desafía las lecturas pesimistas de Eclesiastés centradas en lo fútil. En cambio, Qohélet nos invita a ver la brevedad de la vida como un llamado a la acción—a buscar la justicia, adorar a Dios y encontrar sentido en los momentos fugaces que se nos conceden.

La imagen de הבל como niebla también resuena con reflexiones contemporáneas sobre el tiempo. Así como la neblina matutina se disipa bajo el sol, nuestros días pasan rápidamente, llamándonos a aprovecharlos. La sabiduría de Qohélet nos recuerda que, aunque no podemos alargar la duración de la vida, sí podemos enriquecer su calidad por medio de la fe y la obediencia. Al replantear הבל como símbolo de transitoriedad y no de trivialidad, descubrimos un mensaje esperanzador: la vida, aunque breve, es un don precioso que cobra significado en nuestra relación con lo divino.

En conclusión, la palabra hebrea הבל en Qohélet, tradicionalmente traducida como “vanidad,” se entiende mejor como “vapor” o “niebla,” capturando la naturaleza efímera de la existencia humana. Esta interpretación concuerda con el uso del término en toda la Biblia hebrea, desde el lamento de Job hasta las reflexiones en los Salmos y la breve vida de Abel en Génesis. Qohélet no declara que la vida carezca de sentido, sino que enfatiza su brevedad, exhortando a vivir con propósito al temer a Dios y guardar sus mandamientos. Para los lectores contemporáneos, este entendimiento de הבל reconfigura Eclesiastés como un llamado a abrazar la transitoriedad de la vida, hallando significado en la devoción a Dios en medio del vapor de nuestros días.

Cita poderosa

La Biblia no necesita ser reescrita, pero sí necesita ser releída.

James H. Charlesworth
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