Todas las traducciones conocidas de la carta del Apóstol Pablo al pueblo de Dios en Roma transmiten un sentimiento en la línea de:
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío (Ἰουδαίῳ) primeramente, y también al griego (Ἕλληνι),” siendo “el griego” traducido a menudo como gentil. (Romanos 1:16). Sin embargo, en Romanos 1:14 Pablo escribe que estaba bajo obligación de llevar el evangelio a dos clases de gentiles: Helenos/Griegos (Ἕλλησίν) y Bárbaros (Βαρβάροις) (Romanos 1:14).
Así, parece que el Apóstol Pablo categoriza a la población global entera en al menos tres grupos distintos: Judeanos (comúnmente llamados judíos), Helenos (individuos pertenecientes al mundo grecorromano o lo que evolucionaría en la civilización occidental), y Bárbaros (aquellos que él y otros consideraban incivilizados). Por tanto, los Helenos no eran gentiles en general y no deben ser tratados como tales. Para los gentiles en su totalidad, Pablo usa otra palabra—naciones (ἔθνη), aunque también debemos ser claros en que Pablo considera a los Helenos como parte del mundo gentil (1 Corintios 1:22-23).
Otro judío que vivió aproximadamente en la misma época que el Apóstol Pablo, cuyas obras han llegado hasta nosotros, fue Filón de Alejandría. Él, al igual que Pablo, era un judío helenista. En sus escritos, también dividía al mundo en Helenos y Bárbaros (conté 34 casos). Existen muchos ejemplos como este que establecen Helenos/Bárbaros como una categoría fundamental del mundo antiguo centrado en lo griego:
“…¿pues con qué clase de contemplación podría un hombre alcanzar este bien? ¿Qué mares debe cruzar? ¿Qué islas, o qué continentes, debe visitar? ¿Debe habitar entre los griegos o entre los bárbaros?” (Filón, Sobre el Cambio de Nombres, 4.35).
El Apóstol Pablo era judío y fariseo, aun después de haber conocido a Jesús resucitado (Hechos 23:6), pero debido a que se había criado en uno de los centros más importantes de la filosofía helenista (Tarso), también muestra una alta apreciación por la filosofía griega (existen varios paralelos significativos entre Pablo y los autores estoicos). Pablo parece estar íntimamente familiarizado con las obras de los filósofos helenistas e incluso es capaz de citarlos de memoria (Hechos 17:27–28; Tito 1:12). Aquí, Pablo transmite que lo que los judíos reciben de lo alto como revelación, los Helenos lo alcanzan debido a su amor por la virtud y la sabiduría. Ambos grupos son igualmente necesitados del evangelio del Cristo judío en cuanto al Apóstol Pablo concierne.
Uno de los mayores debates entre los teólogos cristianos a lo largo de los años ha sido de qué manera el evangelio está destinado “primeramente” al judío (πρῶτον). Algunos dicen que se trata solo de manera cronológica: que vino primero a los judíos y después, en secuencia, a los gentiles. Otros sostienen la primacía del evangelio para los judíos y su aplicación secundaria para los gentiles.
Yo sugiero que hay otra forma de entender Romanos 1:16. Es posible que, dado que Pablo tiene una alta apreciación tanto por el judaísmo de su tiempo como por un amor helenista por la virtud y la sabiduría, él quiera decir que el evangelio de Jesucristo es igualmente necesario para ambos (Judeano y Heleno) y, por lo tanto, es (retóricamente) primeramente/ante todo para ellos. Lo más importante es notar que él no menciona al Bárbaro en Romanos 1:16 (Ἰουδαίῳ τε πρῶτον καὶ Ἕλληνι), mientras que declara que es deudor de ellos también (Ἕλλησίν τε καὶ Βαρβάροις) en Romanos 1:14. Mi propuesta de reconstrucción alternativa parece funcionar también con la carta de Pablo a 1 Corintios:
“Porque los judíos (Ἰουδαῖοι) piden señales, y los griegos (Ἕλληνες) buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero (Ἰουδαίοις μὲν σκάνδαλον), y para los gentiles locura (ἔθνεσιν δὲ μωρίαν); mas para los llamados, así judíos como griegos (Ἰουδαίοις τε καὶ Ἕλλησιν), Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.” (1 Corintios 1:22-25).
En Romanos 1:16 mismo, el griego (οὐ γὰρ ἐπαισχύνομαι τὸ εὐαγγέλιον· δύναμις γὰρ Θεοῦ ἐστιν εἰς σωτηρίαν παντὶ τῷ πιστεύοντι, Ἰουδαίῳ τε πρῶτον καὶ Ἕλληνι) permite todos los significados sugeridos, incluido el mío.
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; ¡al Judeano y al Heleno primeramente/ante todo!” (Ἰουδαίῳ τε πρῶτον καὶ Ἕλληνι) (Romanos 1:16, traducción mía).
Hasta donde sé, nadie más lo ha traducido de esta manera, pero aún debemos permitir esta traducción como una opción, ya que la estructura misma del griego (cualquiera que entienda la gramática del griego lo confirmará) puede leerse de esta forma con toda facilidad. No soy en absoluto dogmático respecto a esto, pero desde hace tiempo sospecho que Romanos 1:16 podría contener más de lo que se ve a simple vista.